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Sanne Weber

August 27th, 2020

De ‘malas mujeres’ a modelos a seguir: lecciones para hacer procesos de desmovilización y reintegración transformadores de las desigualdades de género

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De ‘malas mujeres’ a modelos a seguir: lecciones para hacer procesos de desmovilización y reintegración transformadores de las desigualdades de género

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Este blog está disponible también en inglés.

Con la desmovilización de la antigua guerrilla de las FARC en Colombia, los procesos de Desarme, Desmovilización y Reintegración (DDR) de nuevo están bajo la mirada pública en América Latina. Gracias a la Agenda de Mujeres, Paz y Seguridad, se ha hecho un fuerte trabajo para garantizar que el género ya no sea olvidado en estos procesos. Esto no fue el caso cuando se desmovilizó la guerrilla de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), hace más de veinte años.

Aunque el género ahora está claramente en la agenda de DDR, esto no quiere decir que a los procesos de DDR actualmente les va mejor en la transformación de la desigualdad de género. Lecciones de Guatemala pueden resultar útiles para el futuro de Colombia y otros países. Este blog, basado en un artículo recién publicado, describe los múltiples retos que el programa de DDR en Guatemala, sin mirada de género, produjo para las mujeres, e identifica cómo el DDR podría contribuir mejor a la transformación de la desigualdad de género.

DDR y género: ¿Transformando o manteniendo desigualdades?

Aunque las mujeres en grupos armados frecuentemente rompen con los roles tradicionales de género, las sociedades no suelen cambiar de la misma manera. Esto obliga a las mujeres excombatientes a retornar a roles ‘feminizados’. La Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de la ONU llamó al DDR a considerar las necesidades diferenciadas de excombatientes hombres y mujeres – aunque desafortunadamente sin producir cambios notables en la práctica. Capacitaciones de sostenimiento para mujeres, por ejemplo, suelen enfocarse en capacidades supuestamente femeninas, como sastrería o peluquería. Los obstáculos para el empleo de las mujeres, de esta forma, frecuentemente quedan sin abordar.

Muchas de las 23 excombatientes guatemaltecas entrevistadas para el estudio descrito en el artículo tuvieron problemas en este sentido. No se conoce mucho sobre sus experiencias. Aunque Guatemala tuvo dos comisiones de la verdad, se enfocó en sobrevivientes y no en perpetradores – de tal manera olvidando que muchas excombatientes también sufrieron violencia, incluyendo violencia sexual, y perdieron a familiares. La investigación descrita examinó sus experiencias de largo plazo con la reintegración social.

Como guerrilleras, las mujeres tuvieron varios papeles. Aparte de ser combatientes, formaron parte del equipo médico, trabajaron como operadores de radio o representantes políticas. Aunque la vida guerrillera fue dura, muchas mujeres sienten orgullo de haber luchado por una causa justa, y sienten satisfacción por haber aprendido a leer y escribir y adquirido capacidades médicas o políticas. Dado que la práctica y el quehacer diario fueron básicamente iguales para hombres y mujeres, y los hombres adoptaron tareas ‘femeninas’ como lavar o cocinar, las mujeres sintieron que vivieron alguna forma de igualdad de género. Sin embargo, la dirección guerrillera fue masculina, y la participación de las mujeres fue vista más como un instrumento para lograr la causa revolucionaria que un objetivo en sí mismo.

Esto se hizo evidente en el proceso de DDR, que no tuvo una perspectiva de género. Todas las personas desmovilizadas recibieron algún apoyo en educación, salud y vivienda, así como asistencia económica y técnica para un ‘proyecto productivo’, por ejemplo para abrir una tienda. Estos proyectos fracasaron en la mayoría de los casos. El apoyo educativo tampoco tuvo grandes resultados, ya que las mujeres carecieron de experiencia laboral comprobada y formación laboral. Mientras tanto, la dirección de la URNG enfocó sus energías en volverse un partido político, abandonando a las y los excombatientes. Por ello, aunque no existen cifras claras al respecto, una participante de la investigación opinó que las personas desmovilizadas actualmente forman “un ejército de desempleados”. Esta situación tiene dinámicas de género.

Dado que la práctica y el quehacer diario fueron básicamente iguales para hombres y mujeres, y los hombres adoptaron tareas ‘femeninas’ como lavar o cocinar, las mujeres sintieron que vivieron alguna forma de igualdad de género

Las relaciones familiares al centro de la reintegración

La esfera privada frecuentemente es desatendida por el DDR y otros mecanismos post-conflicto. Sin embargo, es un factor que determina las posibilidades de las mujeres para participar activamente en la sociedad. Una participante explicó que, aunque los roles de género se habían diluido bastante durante el conflicto, “sólo nos desmovilizamos y [las mujeres] a la cocina y a parir hijos”. Esto es un patrón común en contextos de post-conflicto, donde las excombatientes suelen sentir una pérdida de su agencia como sujetas políticas. Para mujeres que habían aprendido que sus capacidades iban más allá que los roles tradicionales de género, fue duro aceptar esta pérdida.

Algunas participantes experimentaron la violencia doméstica, o identificaron esto en otras parejas. Una compañera explicó que “después de la desmovilización muchos compañeros desmovilizados le entraron a la tomada de licor. Llegaron a ser borrachos, violentos”. No se conoce la magnitud de estos casos, porque es considerado un tabú criticar este comportamiento entre antiguos compañeros. Otras experiencias doloras incluyen no haber sido capaces de apoyar a familiares enfermos; algunos familiares incluso murieron durante la estancia de las mujeres en ‘la montaña’. Las familias frecuentemente culparon a las mujeres por esto, por considerar que las mujeres no cumplieron con su rol femenino del cuidado.

Los roles de género tradicionales, especialmente del cuidado de hijos, también complicaron las posibilidades de trabajo y estudios para las mujeres. Algunas encontraron soluciones, por ejemplo, trabajando de noche, o levantándose a media noche para estudiar. Otras mujeres, sobre todo mujeres urbanas, mestizas y de clase media, pudieron pagar para el cuidado infantil. Sin embargo, para muchas mujeres no fue posible, y actualmente se encuentran sin trabajo estable y luchando contra la pobreza. Esto demuestra que la reintegración abarca las esferas públicas y privadas. Las mujeres tuvieron que asumir la doble carga de trabajo y cuidado, o tuvieron que sacrificar uno o el otro. 

Mujeres excombatientes en la sociedad: del estigma hacia la agencia política

Las mujeres experimentaron impactos diferenciados por género en la sociedad también. Muchas de ellas se sienten estigmatizadas por haber sido guerrilleras. Dos mujeres fueron despedidas de sus trabajos en instituciones estatales, sufriendo acoso y críticas por ser asertivas y opinar activamente. Esto evidencia una doble estigmatización de las mujeres: por haber sido guerrilleras y por decir lo que piensan en una sociedad patriarcal y autoritaria.

El cambio de la vida colectiva en la guerrilla a la dura realidad de sobrevivir en la sociedad, enfrentando pobreza y machismo fue un choque para muchas mujeres. El enfoque individual de muchos procesos de DDR intenta romper las estructuras de mando y control, pero el mantener las estructuras colectivas puede facilitar que las y los excombatientes se ayuden para su seguridad, bienestar económico y material. La importancia del colectivo es evidente en el caso de Guatemala, donde se obtuvieron tierras para algunos grupos de excombatientes que no tenían adonde retornar. Algunas de las participantes viven en estas comunidades, donde las mujeres tienen roles sociales y políticos más activos, como miembros de la junta de la cooperativa o alcaldesas comunitarias. Ellas creen que esto se dio porque los roles de género del tiempo del conflicto fueron preservados mejor aquí.

La participación en organizaciones sociales y comunitarias ha sido una manera de disminuir el estigma hacia las excombatientes. Por ejemplo, en grupos de mujeres han implementado proyectos de salud en su comunidad, y procesos de organización y liderazgo en comunidades aledañas. Una participante explica: “Yo pienso que lo que ayudó acá, en relacionarse con la gente, ir entrando en confianza con la gente que no nos conocía, fue el apoyo de esta comunidad en salud a la gente de las aldeas alrededor”.

El enfoque individual de muchos procesos de DDR intenta romper las estructuras de mando y control, pero el mantener las estructuras colectivas puede facilitar que las y los excombatientes se ayuden para su seguridad, bienestar económico y material

La reintegración como una experiencia transformadora de género

El retorno de las mujeres excombatientes a roles tradicionales de género en el post-conflicto es una oportunidad perdida, especialmente dado sus experiencias emancipadoras como guerrilleras. Para prevenirlo, se deberían promover procesos colectivos y organizativos para mujeres excombatientes. Además, los procesos de reintegración deberían abordar las relaciones de género en las diferentes esferas de vida. Aparte de apoyos en el ámbito público de la educación, el empleo o la política, se debería prestar atención a las relaciones en el hogar y la familia. Esto no sólo requiere proveer cuidado infantil, sino también capacitación y concientización sobre género para apoyar a mujeres y hombres con el proceso de adaptación a la vida civil con nuevos roles. Recordar los roles más igualitarios de hombres y mujeres durante el conflicto puede apoyar este proceso.

 

La reintegración debe ir de la mano con la justicia transicional, que puede mejorar la reintegración social y promover la igualdad de género al fortalecer su enfoque en excombatientes. Por ejemplo, las comisiones de verdad pueden ampliar su mirada desde el reconocimiento de los crímenes cometidos – incluyendo crímenes cometidos hacia mujeres excombatientes – para incluir procesos emancipatorios y cambios en los roles de género. Usando estos ejemplos de emancipación, las mujeres excombatientes pueden dejar de ser vistas como ‘malas mujeres’ y volverse ejemplos a seguir, cuyas experiencias pueden ayudar a transformar las relaciones de género.


Este blog está basado en el artículo de la autora ‘From gender-blind to gender-transformative reintegration: Women’s experiences with social reintegration in Guatemala’ (International Feminist Journal of Politics, 2020).

Las perspectivas, ideas y opiniones en esta publicación son de los autores y no reflejan la postura de la LSE ni del LSE Centre for Women, Peace and Security.

Image credit: Catandrea (CC BY-NC-SA 4.0)

About the author

Sanne Weber

Dr Sanne Weber (@SanneCWeber) is a Leverhulme Early Career Fellow in the International Development Department at the University of Birmingham. Her work explores how post-conflict justice and reconciliation mechanisms can best address and transform gender inequality. She currently researches reintegration processes in Colombia and Guatemala. Dra. Sanne Weber (@SanneCWeber) es investigadora becada por Leverhulme en el Departamento de Desarrollo Internacional de la Universidad de Birmingham. Su trabajo explora cómo los mecanismos de justicia y reconciliación pueden abordar y transformar la desigualdad de género. Actualmente investiga los procesos de reintegración en Colombia y Guatemala.

Posted In: Peacebuilding | WPS in Practice